CUENTO DE NAVIDAD

En las Tierras Altas de Soria

FELICES DÍAS!!

Este cuento trata la historia de un niño que vivía en Barcelona, al que le sucedió una experiencia mágica, no hace muchos años, por estas fechas. Es la historia de un niño que de buenas a primeras durante un cálido mes de diciembre se puso muy triste y cuanto más se acercaba la Navidad más triste estaba.


En la imagen se observan danzas tradionales de las Tierras Altas de Soria,
durante el primer tercio del pasado siglo.
A los oriundos de esta zona de Soria les ha ido la marcha

Sus padres intentaban una y otra vez, averiguar que le pasaba y animarlo. Le explicaban cuentos e historias, le llevaban a ver aburridos posados de los Reyes Magos y malas caracterizaciones de Papa Noel, a ver regalos, al parque, al cine, pero todo era inútil no había nada que hacer, el niño estaba triste.

El día 23 de diciembre su tristeza era tal que antes de irse a dormir estalló en llantos y lágrimas.

- Hijo, qué te pasa-, preguntó su padre.

Al final entre sollozos dijo – echo mucho de menos al abuelo, él siempre me contaba historias, como las de sus últimas navidades en  Lería.- contestó el niño.

Estas eran las primeras navidades que su abuelo no pasaría con ellos, ya que hacia tres meses que había fallecido.

Su padre intentó consolarlo haciéndole recordar las historia que contaba su abuelo, pero eso tampoco consiguió consolarlo demasiado, al final entre lágrimas y sollozos logró dormirse. 

A la mañana siguiente, el niño se despertó con frío, la habitación era fría, las mantas rascaban, el olor a naftalina le resultaba extraño, no la conocía. No podía abrir los  ojos, le dolía la luz, pero poco a poco pudo ir entreviendo su alrededor. PERO, NO LO CONOCÍA, DONDE ESTABA?, SE ASUSTÓ MUCHO Y EMPEZÓ A GRITAR...

 - PAPA, MAMA, PAPA, MAMA- Pero a sus gritos, no acudía nadie, no había respuesta alguna.

Mientras gritaba intentaba encontrar algo conocido, pero nada, todo era extraño y frío.

Tenia frío pero sobretodo estaba asustado, MUY ASUSTADO.

Empezó a abrirse la puerta y en ella apareció un rostro conocido, era, era, era... 

- ABUELO- grito el niño.

- Oh pequeño, cuantas ganas tenía de verte y abrazarte- contestó el abuelo con los ojos llenos de lágrimas.

- Pero, pero, donde estoy?, he subido al cielo contigo?- dijo el pequeño.

- No, no te asustes, se ha cumplido tu deseo, vamos a pasar nuestras últimas navidades juntos, aquí en el pueblo, como siempre habías querido.- le explicó el abuelo.

El niño se levantó de un salto, se vistió corriendo y salió de la habitación detrás de su abuelo.

- Unas navidades en el pueblo, unas navidades en el pueblo, en el pueblo- iba repitiendo, mientras bajaba las escaleras a grandes saltos detrás de su abuelo.

- Qué haremos, que haremos hoy?- preguntaba una y otra vez.

- Lo primero que haremos es desayunar, venga siéntate aquí, que ahora te traigo el desayuno. – le contestó señalándole una silla que había enfrente de una mesa.

- No hay cereales?, yo quiero cereales- dijo el niño cuando vio el pan con embutido.

- Niño aquí no hay cereales, tómate el tazón de leche y cómete este embutido que lo ha hecho la abuela- respondió el abuelo.

Después de desayunar fueron a dar una vuelta por el pueblo, su abuelo le enseñó todos los sitios que siempre le había explicado, la casa del tío Pedro, la fuente del pueblo, el corral, la iglesia, todo era tal y como se lo había imaginado al escuchar las historias que su abuelo le había explicado una y otra vez.

Bebió agua de la fuente y fueron a pasear por los cerrillos, estaban repletos de sus cabras, las cabras... ese mismo día su abuelo le enseño a ordeñarlas, que sensación más extraña.


Corderos de raza merina nacidos en las Tierras Altas.
Antaño señores de nuestra economía,
hoy guardados en el zaguán de una vivienda abandonada.

El día paso muy rápido. Por la noche, tenían de celebrar la Noche Buena, cenaron todos juntos en casa, conoció a mucha familia, antes de cenar habían matado un cordero que fue preparado para cenar. Después de cenar fueron como de costumbre de casa en casa visitando a los vecinos uno por uno donde  cantaron villancicos y bebíeron  una bebida dulce llamada ZURRACAPOTE, al niño solo se la dejaron probar un poco. No se cansaba de ir de una casa a otra, todo el mundo se conocía y la gente estaba muy contenta de conocerle.  

Se fue a dormir cansado pero contento del día pasado con su abuelo y pensando en las cosas que harían al día siguiente, ir a ver las huellas de dinosaurio, bajar hasta Yanguas para ir a comprar un mueble... cuantas cosas le esperaban.


Gallinas en la puerta de un corral de un  pueblecito
de las Tierras Altas apunto de despoblarse

Al día siguiente al abrir los ojos vio que volvía a estar en su habitación de Barcelona, en su cama de siempre, donde estaba su abuelo?, la casa del pueblo?... que había pasado?...

y... este cuento se acabó??FIN

Escrito por:

© Susagna Laya i Tomàs