“Ya
se pasava el verano/al tiempo que onbre se apaña/con la ropa
a la tajaña/encima de Oxmediano/vi serrana sin argayo/andar
al pie del otero/más clara que sale en Mayo,/ell alva, nin
su luzero”.
Así decía el marqués de Santillana en sus Serranillas
del Moncayo, cuando anduvo por ahí encargado de vigilar las tierras
y sosegar a los levantiscos. Tal vez las escribiera mirando el
escarpado castillo (¿estaría ya edificado piedra a piedra o habría
antes otro más rudimentario?) y cuando, de tanto levantar la cabeza,
viera girar la fortaleza, tal vez subiría la veredilla que conduce
al manadero (ese sí que estaba) y dejara caer los pies en el agua
que guarda el Moncayo en sus entrañas.